jueves, 11 de noviembre de 2010

Es un artrópodo decápodo con un cuerpo cubierto por un caparazón (exoesqueleto) de consistencia dura, gracias a las impregnaciones de sales de calcio.
El cuerpo del cangrejo se presenta fragmentado en dos porciones una anterior o cefalotórax y otra posterior o abdomen. En la parte anterior se incluyen la cabeza y el tórax separadas por el denominado "surco cervical". La parte anterior del caparazón se prolonga en una extensión denominada "rostro" a cuyos lados se insertan los ojos. La boca se encuentra situada en la parte ventral de la cabeza y está rodeada de patas (maxilípedos) que auxilian al animal en la conducción y discriminación del alimento que habrá de ingerir a través del orificio bucal.
El cangrejo autóctono de nuestros ríos tiene 5 pares de patas (pereiópodos) insertadas lateralmente en la zona ventral del cefalotórax. El primer par de patas tiene unas pinzas muy desarrolladas y utilizadas para capturar su alimento. Los dos siguientes pares de patas tienen tambien unas pinzas pero de un tamaño considerablemente más pequeño y los dos pares últimos de patas poseen una uña. A excepción del primer par, todo el resto del conjunto de patas lo emplea, principalmente, para moverse. Al final del rostro se insertan, en la parte anterior, las denominadas antenas -más largas- y las anténulas -más cortas-. Este conjunto de apéndices sensoriales constituye su órgano del equilibrio.
Nuestro cangrejo de río no es realmente muy exigente en cuanto a los requerimientos del hábitat que le es preciso para vivir, no obstante agradece las aguas ricas en sales de calcio y cantidades de oxígeno disuelto en el agua comprendidas entre 3 y 12 mg/l le bastan, siendo también bastante amplio el margen de temperaturas que soporta (Entre 8,5 y 22ºC). Con todo el cangrejo puede ser un buen indicador de la calidad ambiental de nuestros ríos.
El acoplamiento reproductivo se produce poco antes de la hibernación y la hembra con una puesta de entre 40 y 80 huevos colocados bajo el abdomen y fijados en sus pleópodos los protege hasta la siguiente primavera, momento en que los huevos eclosionan

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